La polenta (sémola de maíz) es un cereal que me vuelve loca... si la acompañamos además con una sabrosa salsa de tomate aromatizada con hierbas frescas, se convierte en un bocado exquisito. Su textura suave y su sabor medio dulzón hacen que este plato sea todo un descubrimiento en nuestros menús semanales.
Si no la conocéis, que me imagino que sí, os aconsejo que la probéis de esta forma, pues es una de las maneras más ricas que la he comido, con diferencia, desde hace tiempo. Este plato es vegano y sin gluten así que los celíacos podréis comerlo sin problemas.
La salsa es a vuestra elección, yo usé una salsa típica de tomate casera aromatizada con albahaca, pero también queda genial con otras salsas como una veganesa o salsa de champiñones... en fin, que esto va a vuestro gusto.
El toque que le da el dorado a la sartén o, mejor aún, a la barbacoa os conquistará desde el primer bocado, pues esa cobertura crujiente esconde en su interior un bocado suave, delicado y delicioso. No dejéis de probar este plato pues es fácil, económico y muy saludable.
Ingredientes:
- 1 taza de polenta (o sémola de maíz).
- 4 tazas de agua.
- 1 cebolla grande.
- 200 gr de champiñones.
- 2 dientes de ajo.
- Un buen manojo de perejil fresco.
- Sal, 1 pastilla de caldo de verduras y aceite de oliva.
- Para servir usaremos una salsa de tomate casera.
Preparación:
- En una olla amplia ponemos un chorrito de aceite de oliva y pochamos la cebolla finamente picada hasta que esté blanda. Agregamos los champiñones cortados por la mitad y laminados. Salteamos y agregamos una pizca de sal.
- Ponemos una pastilla de caldo vegetal y agregamos el agua. A continuación, vertemos la polenta en forma de lluvia y removemos. Ponemos otro toquecito de sal. Una vez que comience a hervir, agregamos el ajo y el perejil picado y dejamos a fuego lento, removiendo de vez en cuando para que no se pegue al fondo, durante 25 minutos.
- Cuando la polenta se despegue de las paredes y el fondo de la olla fácilmente, ésta estará hecha. Entonces, en la bandeja del horno, previamente mojada con agua fría, la extendemos en una fina capa y la igualamos con cuidado con una espátula de silicona. Procurar que quede de la misma altura por todos lados. Dejar enfriar a temperatura ambiente por completo.
- Cortamos en rectángulos y después en triángulos y los pasamos, en una sartén con un hilo de aceite, hasta que estén bien dorados.
- Serviremos con una salsa de tomate casera aromatizada con albahaca.
No os asustéis pues sale mucha cantidad de polenta, pero estos triángulos los podemos guardar en un tupper bien cerrado durante al menos una semana en la nevera, o bien, los podemos congelar y tenerlos listos hasta el momento en que los vayamos a consumir, los doramos para que estén calentitos y tendremos un buen plato en pocos minutos. A mi me encantan con salsa de tomate, pero también le va bien cualquier otra salsa de vuestra preferencia. Recomiendo, por otra parte, acompañar estos ricos y jugosos triángulos de polenta con una fresca ensalada, así tendremos un almuerzo o cena espectaculares.