Irish raisin bread (pan irlandés con pasas).-

lunes, 28 de septiembre de 2015





Aquella mañana llovía torrencialmente; pero ella se sentía cómoda y segura sentada a la mesa de la cocina, mientras sostenía entre las manos una humeante taza de tisana de hierbas muy aromáticas. Iba bebiendo sorbo a sorbo, mirando por la ventana como la lluvia estaba echando a perder el precioso arriate, que solo hacía unos días, lucía un buen puñado de prímulas y ciclámenes morados, rosas, amarillos y naranjas. Ya tendría tiempo de arreglarlo cuando pasaran aquellas primeras lluvias otoñales. 

Pero qué lejos está Irlanda- pensó- y recordó el maravilloso viaje que habían hecho el verano anterior y de repente, a su mente vino el aroma y el sabor tan delicioso de aquel pan de pasas que habían comido en ese pueblito de ensueño situado frente al mar... Sintió ganas de comerlo de nuevo y alargó la mano para abrir el cajón de la alacena, donde guardaba aquella vieja caja metálica de galletas que contenía, escritas a mano, algunas de sus tantas recetas. Buscó entre sus anotaciones y halló la que quería: la receta escrita en aquel papelito, dictada al pie de la letra por Mrs. Callaghan, la dueña del local. Le dijo que era una receta de familia y que debía hacerla cada vez que se acordara de Irlanda, sus paisajes y sus gentes... así que eso fue lo que se dispuso a hacer para la hora del té...
Pilar Cabello, La Olla Vegetariana, 2015.-
¿Continuará...?




Este pan redondo es típico de Irlanda y se sirve tradicionalmente cortado en lonchas, tostado y con un toque de mantequilla; por supuesto a la hora del té. Así, que desde que lo vi en uno de mis libros de pan no podía dejar de pensar en él: lo rico que estaría, lo bien que olería, lo agradable que sería desayunar o merendar con este pan, a medio camino entre el pan y un aromático bizcocho... así que adapté la receta y la hice vegana, añadiéndole leche y margarina vegetal... y resultó esta preciosidad que estáis viendo... 

Ojalá pudierais oler lo bien que huele, por eso os animo que si queréis experimentar esa experiencia tan agradable, lo hagáis en casa. Es muy fácil y le encantará a grandes y pequeños, os lo aseguro.

Ingredientes:

- 650 gr de harina de trigo ecológica.
- 1 cucharadita de especias variadas (agregué una pizca de canela, nuez moscada, clavo, jengibre todo molido).
- 1 cucharadita de sal marina ecológica.
- 25 gr de levadura fresca.
- 1 cucharada sopera de azúcar moreno integral de caña.
- 300 ml de leche de soja tibia.
- 150 ml de agua tibia.
- 50 gr de margarina vegetal de soja.
- 250 gr de pasas (usé 125 de pasas de Corinto y 125 de  pasas rubias).
- Aceite de oliva para engrasar y leche para pintar el pan.


Preparación:
  • Tamizamos la harina con las especias y la sal, en un bol grande. Añadimos, entonces, la levadura desmigada, el azúcar, la leche vegetal y el agua. Hacemos una bola pegajosa que depositaremos sobre la encimera, ligeramente enharinada, y que amasaremos hasta obtener una masa suave y lisa. 
  • La dejamos reposar en el mismo bol engrasado y tapada con film transparente durante 1 hora.
  • Sacamos del bol la masa, la desgasificamos durante 1 minuto, la extendemos con las manos y la amasamos bien hasta integrar totalmente la mantequilla  las pasas. Devolvemos la masa al bol y la dejamos leudar otros 30 minutos. 
  • Engrasamos con aceite de oliva un molde redondo de unos 23 cm de diámetro y formamos un redondel con la masa que acomodamos dentro del molde. Lo tapamos de nuevo o metemos el molde en una bolsa de plástico limpia y lo dejamos leudar por tercera vez hasta que la masa llegue al borde del molde. Mientras tanto precalentamos el horno a 200º C.
  • Pintamos el pan con leche y lo horneamos 15 minutos. Lo tapamos con papel de aluminio y bajamos la temperatura del horno a 180º C, seguimos horneándolo durante 45 minutos más o hasta que se dore y suene hueco al golpearle la base con los nudillos. 
  • Dejamos enfriar sobre una rejilla metálica. 




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Conserva de tomates, estilo campestre

miércoles, 23 de septiembre de 2015



Nuestra huerta, aún cuando tenemos pocas cositas sembradas... se ha vuelto loca estos últimos días del verano y nos ha dado una producción de tomates preciosa y con la que estamos muy contentos.

Todos los días comemos pa amb tomaquet (algo muy típico aquí en Cataluña), aliño de tomates, ensaladas con tomate, picadillo con tomate, tomates asados, berenjenas con tomate, etc... así que se me ocurrió hacer unos botecitos de conserva de salsa de tomate, para poder disfrutar de ellos cuando ya no haya... y este fue el resultado, espero que os guste.






Este salsa "campestre", porque son tomates 100% ecológicos de nuestro campo y porque está elaborada en un estilo rústico, con las verduras cortadas groseramente, es muy apropiada para poner sobre la base de una pizza, focaccia, sobre brusquetas, con pasta, con arroz, mezclándolas con unas legumbres, etc. Así que es muy versátil y práctica. También lo podéis hacer de esta otra forma que os enseñé hace tiempo.





Ingredientes:
- 2 kgs de tomates rojos y maduros.
- 1 pimiento rojo morrón.
- 1 cebolla blanca.
- 4 dientes de ajo.
- 2 cucharadas soperas, bien colmadas de azúcar moreno integral de caña.
- 1/2 taza de aceite de oliva.
- 6 u 8 hojas grandes de albahaca fresca (si no tienes usa orégano).
- 3 hojas de laurel.
- 1 1/2 cucharada de sal marina ecológica y pimienta en grano (opcional).


Preparación:
  • Tenemos dos maneras de realizar esta conserva: la primera, como yo la hice, es meterla en el horno, precalentado a 200º C, durante dos horas más o menos. O la segunda, en la olla de toda la vida hirviendo la salsa de tomates hasta que esté concentrada, también tardará unas dos horas.
  • Para comenzar tenemos que lavar, quitar el pedúnculos y cortar groseramente los tomates. Ir echándolos en un bol bien grande.
  • Lavar y cortar el pimiento morrón, quitándoles las venas interiores y las pepitas. Poner en el bol junto a los tomates.
  • Pelar los ajos y la cebolla y echarlos al bol. 
  • Mezclar las verduras con los condimentos, la sal, el azúcar y el aceite. Mezclar todo con las manos bien limpias y depositar en una fuente de horno o en la olla donde vayamos a hacer nuestra salsa. Hervimos a fuego medio (si es en la cocina) o a 200º C (si es en el horno) durante un par de horas. Al terminar la cocción, solo tenemos que machacar con un utensilio de los de hacer puré de patatas, dejando la salsa estilo campestre o rústica. 
  • Envasamos en frascos esterilizados, para ello los habremos hervidos sumergidos en agua durante unos 10 minutos. Cerramos los frascos y damos la vuelta para que haga el vacío. Dejamos enfriar boca abajo durante 24 horas y después guardarlos en un sitio oscuro y seco. Duran de 4 a 6 meses. 








Cavatappi al horno.-

lunes, 21 de septiembre de 2015




Los "cavatappi" (o "sacacorchos",  en italiano) son un tipo de pasta con la forma de un macarrón rayado y con un agujero en el centro para que la salsa les llegue bien a todos los lados. Éstos me los trajeron mi amiga Kelly (cuñada de mi sobrina Bea) y su marido Carlo, directamente desde Italia, cuando vinieron a visitarnos hace un par de fines de semana. Quizá pueda sonar una "obviedad", pero la buena pasta, la pasta de calidad, se nota en todos los sentidos: en el aroma al cocer, en la textura, y sobretodo en el sabor... no tiene nada que ver con la pasta "normal" a la que estamos acostumbrados aquí... 

Al preparar esta receta quise poner mimo,  a mi estilo, en todos los detalles, para que el resultado final fuera sencillo y rico a la vez.

Además, quiero dedicárselo a mi amiga Catalina, que vino el domingo a comer a casa (por eso preparé este plato), y a despedirse... qué pena y alegría a la vez: pena porque se va y no sabemos cuándo nos volveremos a ver; alegría porque viaja rumbo a Inglaterra en busca de un destino mejor, así que Cata: "Te deseamos todo lo mejor y que puedas llegar a cumplir todos los deseos de tu corazón..." Sabes que te queremos mucho, preciosa! Un beso grande!

Esta semana hubo cosecha de hojas verdes: perejil, escarola, lechuga romana y acelgas...

En primer lugar, al cocer la pasta debemos respetar, al máximo, el tiempo indicado por el fabricante; en este caso ponía que con 6 minutos estaría "al dente", y así fue. Además, como después la vamos a meter unos minutos al horno para gratinar, es mejor dejarla algo durita, sin pasarla para que al mezclarla con la salsa tengamos un bocado exquisito.



Otro detalle que quise, desde el principio, tener en cuenta fue el tema de los ingredientes y los condimentos que le añadía, para que no resultaran invasivos. Así que preparé un plato básico sin añadir demasiados elementos. Para ello usé un buen manojo de acelgas que habíamos recogido el día anterior en el huerto. Las acelgas naturales nos dejan un toque algo ácido al final en el paladar pero, sin duda, son más frescas y nutritiva que las congeladas. Un detalle importante es no cocerlas demasiado; simplemente las rehogué unos minutos en el sofrito y quedaron también al dente como la pasta, resultando un bocado muy apetecible.

Bueno... y ahora basta de cháchara y manos a la obra...



Ingredientes:

- 300 gr de cavatappi (o cualquier pasta de sémola de trigo duro de tamaño corto).
- 1 cebolla grande.
- 1 manojo de acelgas frescas (solo las hojas, sin los tallos).
- 4 o 5 pimientos del Piquillo o 1 pimiento morrón fresco.
- Sal, aceite, 1 cucharada de margarina vegetal (de soja, en mi caso), pizca de nuez moscada y pizca de pimienta negra molida.
- 1 y 1/2 cucharada sopera de harina blanca de trigo.
- 1/2 litro de leche vegetal (usé de soja sin azúcares añadidos).
- Parmesano y emmental rallados para gratinar.



Preparación:
  • Comenzamos picando la cebolla en trocitos muy pequeñitos y la ponemos en una olla con 3 cucharadas de aceite de oliva a fuego bajo hasta que esté bien pochada... sin prisas, que no se dore, pero que esté transparente y blanda.
  • Mientras lavamos, escurrimos y cortamos el manojo de acelgas y cortamos, también, los pimientos del Piquillo a cuadraditos pequeños.
  • Ponemos abundante agua a hervir y cuando alcance el punto de ebullición, agregamos un puñado de sal y la pasta. Removemos y dejamos cocer, 6 minutos desde que hierve por segunda vez. Retiramos y escurrimos. Mezclamos la pasta con un hilo de aceite en un bol. Reservamos unos minutos.
  • A la cebolla que ya tendremos muy bien pochadita le añadimos las acelgas y un poquito de sal. Tapamos 5 minutos y así se ablandarán, pero quedarán al dente. Entonces, destapamos y  mezclamos con los pimientos del Piquillo. 
  • Con este sofrito mezclamos nuestra pasta y la volcamos en una fuente que pueda ir al horno.
  • Para hacer la bechamel, bien clarita, en un cazo derretimos la margarina de soja, agregamos la harina mezclamos bien y ponemos la sal, la nuez moscada y la pimienta. Agregamos la leche y removemos con unas varillas metálicas hasta que hierva y espese. Debe quedarnos una bechamel medio líquida, no espesa. Vertemos entonces nuestra bechamel sobre la pasta, cubrimos con los quesos rallados y gratinamos  unos 5 minutos bajo el grill a máxima potencia.






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Soupe au pistou (sopa típica de la Provenza).-

jueves, 17 de septiembre de 2015



Hoy quiero hablaros de una receta que conocí este verano: la sopa al pistou. La he querido preparar ahora, en septiembre, antes de que se acabe la época de verano que es cuando las verduras que la integran están en su mejor momento. Además, que llevamos unos días de fresquito y lluvia y apetece comer algo más calentito.




La salsa pistou, en francés, sauce au pistou, o simplemente pistou, es un condimento típico de la región francesa de Provenza, cuyo uso principal es realzar el sabor de la sopa al pistou o en francés, soupe au pistou. Es una salsa fría hecha con dientes de ajo, albahaca fresca y aceite de oliva.

Salsa al pistou


Tradicionalmente, los ingredientes se machacan y se mezclan en un mortero (pistou significa ‘machacado’ en provenzal). A menudo se confunde con el pesto, con el que comparte algunos ingredientes, diferenciándose principalmente por la ausencia de piñones.

Puede servirse con platos de pasta o untarse en pan, pero se relaciona más con esta sopa veraniega parecida a la minestrone que lleva judías blancas, judías verdes, tomates, calabacines, patatas y algún tipo de pasta corta. Estos ingredientes pueden omitirse o cambiarse por otros, siempre que se mantenga la regla de oro del plato: usar verduras de verano. 


Ingredientes:

Para la sopa
- 1 calabacín.
- 2 tomates en concassé.
- 1 cebolla de Figueras, o una cebolla blanca.
- 1 patata grande.
- Un puñado generoso de judías verdes redondas.
- 250 gr de alubias blancas cocidas.
- Agua en cantidad necesaria, sal y fideos finos o conchitas de pasta, unos 100 gr.

Para la salsa pistou
- Un buen puñado de albahaca fresca.
- 2 dientes de ajo.
- Aceite de oliva en cantidad necesaria.
- Pizca de sal.




Preparación:
  • En primer lugar lavamos, secamos, pelamos y cortamos todas las verduras en trocito pequeños más o menos del mismo tamaño. Y los vamos echando a la olla, procurad que sea una olla bien honda. 
  • Una vez que tenemos todas nuestras verduras listas, agregamos agua, hasta que las cubra y un poquito de sal y ponemos a hervir, hasta que las verduras estén tiernas.
  • Cuando las verduras ya estén, más o menos serán unos 20 minutos... agregamos las alubias blancas lavadas y escurridas (yo usé envasadas, pero si son cocidas por vosotros mucho mejor) y los fideos. Probamos de sal y si hace falta agregamos una pizquita más.
  • Mientras se hacen los fideos que serán unos 3 a 5 minutos, en un mortero hacemos la salsa pistou: majamos los ajos, las hojas de albahaca fresca y una pizquita de sal y le vamos agregando aceite hasta obtener una pasta homogénea, pero no muy líquida... y listo.
  • Servimos la sopa y una cucharada generosa de salsa pistou en cada plato. También la podemos añadir a la sopa y mezclar antes de servir las raciones... pero lo ideal es llevarla a la mesa y que cada comensal se ponga al gusto. 


Una sencilla  y gustosa maravilla de la gastronomía de la región provenzal que sin duda te recomiendo.



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Tarta crudivegana de plátano y chocolate.-

lunes, 14 de septiembre de 2015





Esta mañana descubrí el II Reto de "Las Cuatro Estaciones" y, me gustó tanto, que sin pensármelo dos veces decidí participar con mi post de hoy. Está organizado por Inmaculada y su blog Perfileando, que  me ha inspirado muchísimo, por eso, quiero participar, dando la bienvenida anticipada al otoño con esta increíble tarta de chocolate.



 reto cuatro es estaciones


La semana pasada os enseñé unos ricos muffins crudiveganos de zanahorias... y ésta os muestro esta locura de tarta que nos ha "robado los sentidos" de lo buena que está... jajaja!! Por favor, probadla que no os arrepentiréis.

Os aseguro que os encantará y no podréis parar de comer y comer... jajaja!! Esta tarta está tan buena, es tan saludable y tardamos tan poco en hacerla que podrá ser vuestra aliada perfecta para cualquier ocasión. 





La masa de la base podemos usarla también para hacer trufas... ya tengo en mente mostraros cómo...

El relleno o mousse de chocolate crudivegana puede comerse como tal... y al contrario de lo que estaréis pensando, no sabe para nada a aguacate, sino a plátano y, encima, con chocolate, qué más se puede pedir.

Perfil creado por Inmaculada Frías

Para realizar esta exquisita y fácil tarta, me inspiré en el blog Texturas de verduras, sin duda, mi lugar de referencia a la hora de preparar repostería crudivegana, pues Fer, su autora es toda una experta en este tipo de dulces y postres sanísimos, de calidad y sin tener que usar el horno. 

Mmm...vamos, vamos, dejemos de hablar (en este caso de leer) y venid a probar un trozo qué se acaba...




Ingredientes

Para la base 
- 1 y 1/2 tazas de nueces (remojadas y secas).
- 1 taza de dátiles, eran 8 o 9 unidades (remojados).
- 2 cucharadas soperas de cacao crudo desgrasado (se puede sustituir por harina de algarroba si no usáis cacao).
- pizca de sal de mar o Himalaya.
- 1 cucharadita de esencia de  vainilla.

Para el relleno
- 1 aguacate (palta).
- 1 plátano grande maduro.
- 3 cucharadas soperas de cacao crudo desgrasado (se puede sustituir por harina de algarroba si no usáis cacao).
- 2 cucharadas de  miel orgánica y si sois veganos 2 cucharadas de sirope de ágave o de arce. Yo usé este último.
- 2 cucharadas de  aceite de coco (liquido).

Para el topping (salsa de mantequilla de cacahuetes)
- 1/2 plátano maduro.
- 3 cucharadas soperas de mantequilla de cacahuetes.
- 2 cucharadas de aceite de coco (liquido).
- 1 cucharada de miel orgánica o de sirope de ágave o de sirope de arce, si sois veganos.

Para la mantequilla de cacahuete
- 250 gr de cacahuetes crudos.

Así hice la mantequilla de cacahuetes natural

Preparación:
  • Lo primero que vamos a hacer es preparar la mantequilla de cacahuetes casera o manteca de maní. Yo preferí hacerla casera, pues es mucho más sana que la envasada (ya que no lleva azúcar añadida) y más económica, además de ser 100% cruda. Para eso solo tenemos que poner los cacahuetes en la picadora o procesadora de alimentos y triturarlos hasta que vayan convirtiéndose en una crema y al final tenga aspecto de mantequilla. En esto tardaremos unos 10 minutos y habremos de hacer varias pausas para limpiar los bordes de la batidora hacia abajo y así dejar, también, descansar la máquina y no quemar el motor.
  • Unas horas antes, ponemos a remojar las nueces y los dátiles sin hueso. Después los escurrimos y secamos las nueces con papel de cocina. Ahora ponemos todos los ingredientes de la base en la procesadora y a moler hasta obtener un masa que se pueda moldear con las manos, si queda algún trocito pequeño de nuez no os preocupéis que dará a la base un toque especial y crujiente. 
  • Una vez terminada la mezcla la ponemos en el molde que hayamos elegido (previamente forrado con papel vegetal, usé uno de 20 cm.) y lo acomodamos bien para formar la base de la tarta.
Así preparé la base y el relleno.
  • Después hacemos el relleno: plátano, aguacate, cacao, sirope y aceite de coco. Moler de nuevo hasta obtener una crema con textura de mousse y listo! Extendemos sobra la base de la tarta y llevamos al frigorífico por unas horas. 1 ó 2 horas va bien. 
  • Por último hacemos el topping para adornar nuestra creación crudivegana. Batimos todos los ingredientes y metemos la crema en una bolsa pequeña de congelación, por ejemplo. Cortamos un trocito muy pequeño de unos de los extremos de la bolsa y adornamos nuestra tarta como si de una manga pastelera se tratara... Dejad volar vuestra imagina... Por último, podemos añadir unos cacahuetes para encontrarnos unos trocitos crujientes al morder esta delicia.



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